sábado, 7 de junio de 2008
domingo, 1 de junio de 2008
Una metáfora de la soledad: “Almas Gemelas”
(Por Susana Spano) Eduardo Rovner es un prolífico y destacado autor teatral argentino que cuenta en su haber con más de treinta y cinco piezas teatrales que han sido representadas en nuestro país y el extranjero. El Teatro Talía subió a escena en septiembre Almas Gemelas, obra inédita, con gran éxito y el domingo 23 de diciembre la vuelve a presentar en el Centro Cultural Teatro Int. Julio C. Gioscio de Mercedes, a partir de las 21 horas.
La pieza plantea el tema de las relaciones humanas enfrentándonos con un interrogante ¿La costumbre reemplaza al fuego del amor o termina por agotarlo y convertirlo en una rutina sin sentido? Los personajes serán los encargados de ir desovillando el hilo sutil de esta cuestión. La escena se abre mostrando a la típica señora de su casa (Estela Siri) que teje para afuera. Su máquina de tejer se ha descompuesto y un técnico (Ricardo Márquez), apocado y tímido, está dando los últimos retoques a la reparación. De manera natural surge el diálogo entre ellos, el joven reconoce que es hábil para efectuar su trabajo pero incapaz de establecer relaciones afectivas. La mujer lo anima diciéndole que es simpático y, sin transición, se establece entre ambos una corriente de simpatía que va mucho más allá de un diálogo intrascendente. La mujer, por primera vez en mucho tiempo, parece despertar del letargo en el que la ha precipitado la costumbre. El joven, por su parte, sale de la casa como deslumbrado.
Poco después llega el marido (Guillermo Traverso). Su actitud es rara, esquiva y temerosa. Confiesa a su esposa que le sucedió algo inusual: conoció una joven (Jimena Ordoñez) en la plaza y entabló con ella una conversación íntima que llegó a instancias inesperadas. La esposa, alarmada, trata de minimizar los hechos, entendiendo que ha sido una aventura pasajera; pero su idea choca con la dura realidad cuando el hombre le confiesa que se enamoró de la muchacha y la ha traído con él para que vivan los tres juntos. La mujer, atónita, ve entrar a la joven. A partir de este momento se sucederán diálogos y situaciones desopilantes que sorprenden y causan hilaridad en la platea.
La pieza plantea el tema de las relaciones humanas enfrentándonos con un interrogante ¿La costumbre reemplaza al fuego del amor o termina por agotarlo y convertirlo en una rutina sin sentido? Los personajes serán los encargados de ir desovillando el hilo sutil de esta cuestión. La escena se abre mostrando a la típica señora de su casa (Estela Siri) que teje para afuera. Su máquina de tejer se ha descompuesto y un técnico (Ricardo Márquez), apocado y tímido, está dando los últimos retoques a la reparación. De manera natural surge el diálogo entre ellos, el joven reconoce que es hábil para efectuar su trabajo pero incapaz de establecer relaciones afectivas. La mujer lo anima diciéndole que es simpático y, sin transición, se establece entre ambos una corriente de simpatía que va mucho más allá de un diálogo intrascendente. La mujer, por primera vez en mucho tiempo, parece despertar del letargo en el que la ha precipitado la costumbre. El joven, por su parte, sale de la casa como deslumbrado.
Poco después llega el marido (Guillermo Traverso). Su actitud es rara, esquiva y temerosa. Confiesa a su esposa que le sucedió algo inusual: conoció una joven (Jimena Ordoñez) en la plaza y entabló con ella una conversación íntima que llegó a instancias inesperadas. La esposa, alarmada, trata de minimizar los hechos, entendiendo que ha sido una aventura pasajera; pero su idea choca con la dura realidad cuando el hombre le confiesa que se enamoró de la muchacha y la ha traído con él para que vivan los tres juntos. La mujer, atónita, ve entrar a la joven. A partir de este momento se sucederán diálogos y situaciones desopilantes que sorprenden y causan hilaridad en la platea.
Sin embargo, más allá de la carcajada que arranca el grotesco que Rovner muestra; la simetría de las situaciones (insinuada en la esposa y el mecánico; definida en toda su crudeza entre el marido y la joven) evidencian la intención de mostrar el agobio de los personajes, incapaces de sacudirse la rutina, aplastados por una sucesión de hechos y gestos que —igual que la esposa cuando teje sus pullovers – los han apresado en una red que ahoga, aplastando todo intento de salir del círculo vicioso de las frustraciones y silencios con los que fueron ahogando sus vidas. Sepultados por las obligaciones, que cumplen como robots en un mundo que otros han pensado por ellos, no pueden cambiar ni siquiera con un gesto la realidad, hasta llegar a desconocer a quién tienen enfrente.
El matrimonio, a través de los jóvenes que irrumpen de manera inesperada en sus vidas, es sacudido por el cortocircuito de lo nuevo, lo prohibido y por una vez, al menos, intentará saber qué se siente. En definitiva, lo que se busca, con la ayuda del otro, es no estar solo porque la soledad aplasta, destruye, aniquila…
Después del conflicto renace la calma.
El matrimonio, a través de los jóvenes que irrumpen de manera inesperada en sus vidas, es sacudido por el cortocircuito de lo nuevo, lo prohibido y por una vez, al menos, intentará saber qué se siente. En definitiva, lo que se busca, con la ayuda del otro, es no estar solo porque la soledad aplasta, destruye, aniquila…
Después del conflicto renace la calma.
Rovner reúne a sus criaturas frente a un acto que celebra la vida. Mientras las luces bajan, entendemos su mensaje: a pesar de todo y contra todo, en algún lugar, donde sea, y de la manera más insólita, un alma semejante, o gemela, puede aparecer cuando menos lo esperamos, solo es cuestión de atreverse.
Roberto Altieri supo encontrar los matices adecuados para que los personajes respondieran a un texto de tal envergadura. Su puesta trabajó la psicología de los personajes y nos transmitió cuatro tipos que supieron jugar con los matices que la obra requiere.
Estela Siri compuso un personaje a la altura de sus condiciones escénicas que permanece en escena a lo largo de toda la obra y debe atravesar por distintas situaciones: ternura, exasperación, furia, grotesco, humor… Transmitió cada uno de los matices y compuso un personaje memorable.
A su lado Guillermo Traverso, le dio solidez al personaje del marido, logrando momentos desopilantes y mostrando una vena cómica que desconocíamos.
Acompañaron a estos dos excelentes actores los debutantes, Ricardo Márquez que compuso al tímido mecánico con solvencia y Jimena Ordoñez que dotó a la jovencita de la discordia de matices sumamente expresivos, mostrando una soltura poco usual en una debutante.
El 23 de diciembre, en un cierre exitoso, la obra subirá al escenario mayor de la ciudad de Mercedes, el Teatro Julio César Giosio. Un digno broche para este grupo que tantas satisfacciones le ha dado al teatro local y que usted no puede dejar de ver.
Miércoles 30 de Abril de 2008. Diario El Civismo (Lujàn)
Cultura & Espectáculos
El teatro de Eduardo Rovner
El estreno de “Almas gemelas”
COMPLEMENTANDO EL AMOR: la obra de Eduardo Rovner propone una vuelta de tuerca al amor tradicional a partir de la aparición de un alma gemela de la pareja.
El Grupo Talía de la ciudad de Mercedes tuvo a su cargo la presentación de la pieza, el viernes en la sala oficial.
Eduardo Rovner es, quizás, uno de los autores argentinos más representativos en el mundo. A él se deben, entre otras, piezas como “Volvió una noche”, “Almas gemelas", "Cuarteto”, "Compañía”, "Lejana tierra mía", "Teodoro y la luna", “Sueños de náufrago”, "La mosca blanca", “Y el mundo vendrá” y "Concierto de aniversario".
Distinguido por el premio Casa de las Américas, primero y segundo Premio Nacional de Dramaturgia, premio Argentores en tres oportunidades, premio ACE, Teatro XXI, Florencio de Uruguay, Municipal de Buenos Aires y Estrella de Mar, sus creaciones no sólo han sido publicadas por editoriales nacionales sino impresas por diversas firmas y revistas internacionales.
A su labor como dramaturgo, Rovner suma la de docente en universidades nacionales y miembro de distintas entidades culturales y escénicas de Argentina.
Basada en la obra “Compañía”, del mismo autor, “Almas Gemelas” fue estrenada en el Teatro Gala de Washington, Estados Unidos, en febrero de 2001.
La obra se presenta como una despiadada disección de los prejuicios y convencionalismos de una clase media condenada al fracaso, que señala a la vez la fragilidad de los códigos cuando de pronto irrumpe el deseo en un hogar en apariencia bien constituido. La pregunta central es qué sucede cuando una pareja de mediana edad encuentra sus verdaderas almas gemelas, lo que llevará irremediablemente a contemplar los pro y contras de un matrimonio abierto, o hacia la disolución del mismo.
La trama
Con ese propósito, Rovner reúne en el comienzo de la pieza a Luis, un joven mecánico de máquinas eléctricas de coser, con una antigua vecina de su barrio natal. Él lleva tras de sí el abandono de su mujer, mientras ella se muestra como una mujer sólida y feliz en su matrimonio junto a Osvaldo.
Pero el casual encuentro pondrá de relieve la posibilidad de encontrar en determinado tiempo de la vida de ambos, a su “alma gemela”.
La posterior aparición del marido de Ana, con el relato de un encuentro casual también con una mujer, Magda, a la que lleva a su casa y le plantea a su esposa la posibilidad de vivir los tres juntos, transformará a la persona más generosa e inofensiva en alguien capaz de llegar a situaciones límites de violencia.
La necesidad de retener al otro, o la angustia de ser abandonado y el miedo a la soledad, son elementos que Rovner combinó de modo dinámico para llevar adelante su propósito escénico.
Sobre el final, la aparición del viejo conocido de Ana, y la disposición de todos a festejar el cumpleaños de Magda, dejará abierto el desenlace de este fortuito hallazgo de un “alma gemela”.
A partir de “Compañía”, a la que modificó en distintos segmentos, el autor compuso esta pieza logrando un grotesco con diálogo ágil y bien concebido que posibilitó al elenco jugar los distintos momentos de la pieza, principalmente en la creación de los climas necesarios para dejar al descubierto la personalidad de cada uno de los personajes.
Con más de cuatro décadas dedicadas al teatro, su director Roberto Altieri fue el encargado de poner en escena la obra por primera vez en el país. Con ella dio muestras de ahondar en el mundo interior de los criaturas concebidas por Rovner, cuya responsabilidad asumieron Stella Siri como Ana, Ricardo Márquez como Luis, Guillermo Traverso como Osvaldo, y Karina Ricchini como Magda.
Mínimos elementos escenográficos, buena disposición de luces, correcto vestuario y adecuada música, complementaron esta presentación del elenco mercedino que se ganó aplausos con su regreso a la sala municipal.
Obra "Almas Gemelas"
Se estrenò el 25 de agosto de 2007 en el Teatro Talìa (Mercedes), bajo la direcciòn de Roberto Altieri, con 15 funciones a sala llena.
Este año salimos de gira en las ciudades de Lujàn, Moreno, Suipacha y Chivilcoy; reestrenando en Mercedes a mediados de Junio.
En Chivilcoy estaremos el 21 de Junio 2008, en la "agrupaciòn artistica"; y en Suipacha el 22 de Junio a las 19hs en el "salòn de acto de la Municipalidad".
Los interesados en saber mas sobre el Teatro Talìa, pueden comunicarse via e-mail: stellasiri@hotmail.com
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